martes, 15 de enero de 2013

Crítica Les Miserables


Tras dar el batacazo el 2011 con The King's Speech, el realizador Tom Hooper se puso una complicada tarea como mete: Filmar el musical Les Miserables. En los inicios del 2013, con tres Globos de Oro a su favor y ocho nominaciones al Oscar, Hooper se salió nuevamente con la suya, pero en un margen menor que su anterior película, no recibió candidatura él. Los motivos del porque la cinta lleva tantos pergaminos, y del porque del olvido del director en los premios mayores, a continuación,

Les Miserables se basa en la novela de Víctor Hugo en los años previos a la revolución francesa. En ella se entrecruza el despertar de la clase trabajadora gala en su rebelión ante la monarquía, con la vida del convicto Jean Valjean (Hugh Jackman). El hombre pagó en la esclavitud total durante varios años por roban un trozo de pan para dárselo de comer a su sobrina. Bajo la mirada atenta del Inspector Javert (Russell Crowe), Valjean se somete a los duros trabajos hasta que consigue la libertad condicional. A partir de allí, la historia sigue los pasos de él y la serie de situaciones que van sucediendo en su entorno.

El aspecto visual del filme es magnífico. Eso sí, pese a tener una cuidada fotografía, una ambientación espectacular, un vestuario de alto nivel y un notable trabajo de maquillaje, el conjunto en sí no logra destacar tanto como podría haber sido. Esto es gracias a un irregular trabajo de Hooper, que si bien logró poner en escena una cinta a todas luces maravillosa, su insistente uso de los primeros planos y de los close up se tornan repetitivos a medida que avanza el metraje. Con esto se pierde por momentos la grandilocuencia del trabajo completo a nivel de producción que existe en la película. Además, el guión no es del todo bueno, decayendo el ritmo de la cinta en algunas ocasiones, principalmente en los momentos en que se conocen Cosette (Amanda Seyfried) con Marius (Eddie Reydmane).

Sin embargo, hay que recalcar dos aspectos bastante positivos de Hooper: que su trabajo acá tiene un corazón enorme, llenando de pasión y amor por esta historia a la pantalla. Y lo segundo, su excelente dirección de actores. Sabe sacar lo máximo de cada uno de ellos. En The King's Speech llevó a ganar su primer Oscar a Colin Firth, además de las merecidas nominaciones de Geoffrey Rush, y en menor medida, de Helena Bonham Carter. En su anterior film, The Damned United, también funcionó su trabajo en ese aspecto, con los excelentes Michael Sheen y Timothy Spall. Y en ese sentido, en Les Miserables lo logró también en cierta manera.

Hugh Jackman nos regala su mejor actuación personificando a Jean Valjean. Si bien ya sabíamos que el australiano podía cantar de maravillas gracias a la mejor ceremonia de apertura de Oscar que nos regaló hace unos años atrás, acá nos demostró que también puede ser un gran actor y llevar el peso de una producción de alto calibre por si mismo. Su presencia es inmensa y esta obra podría significar un paso adelante gigante en la carrera de Wolverine en los próximos años. El resto del cast se maneja entre lo correcto, en donde figuran el entretenido par de ladrones compuestos por Bonham Carter y Sacha Baron Cohen; la más que nada interesante voz de Redmayne y el buen acompañamiento de Aaron Tveit como los dos jóvenes que sueñan y dan vida propia a la revolución. Crowe por su parte no destaca mayormente, aunque su voz rockera calza bien con el personaje de Javert. Seyfried en tanto es la más baja del elenco.

Para el final dejó a Samantha Barks que se convierte en una excelente revelación con su Éponine, dueña de una voz y presencia escénica más que correcta. Y destacar por sobre todo a Anne Hathaway que pese a disponer de pocos minutos en la cinta, se roba todas las miradas y los aplausos con su Fantine. La actriz desgarra su alma cantando I Dreamed a dream, en una escena potente, maravillosa y que deja la piel de gallina. La expresividad de Hathaway alcanza en ese momento su máxima cumbre, y el filme logra su mejor  y más emotivo momento.


En síntesis Les Miserables en un espectáculo de alto nivel, pero que pudo llegar a ser aún mejor. El guión y la dirección de Tom Hooper no ayudan mucho a que el filme alcance un punto casi perfecto, pero pese a ello, el resultado es más que disfrutable. Un Hugh Jackman  que se gradúa como actor de peso y a observar, y una maravillosa Anne Hathaway que deja el alma en su papel de Fantine, son los principales bazas de una cinta que es visualmente encantadora. Arriesgada producción eso sí de Hooper, que en el suma y resta y pese a las críticas que pueda recibir, o a la legión de enemigos que se ganó tras quitarle el Oscar a David Fincher y su The Social Network, saca adelante con bastante corazón un trabajo que pudo ser un monumental fraude. Película disfrutable para ver, llorar y emocionarse.

Calificación: 6,5

2 comentarios:

Mike Lee dijo...

Totalmente de acuerdo con tu crítica.
A la película le falta épica, sobre todo por la dirección de Hooper, que con tantos primeros planos no aprovecha la grandeza de la historia.
Eso sí, los actores están inmensos.

¡Saludos!

Fútbol y Lágrimas dijo...

Genial película, a mi me ha encantado... pero son ciertos los fallos en la dirección, el exceso de primeros planos y mucho movimiento de cámara en algunas escenas... pero bueno, son más las cosas buenas que le puedo rescatar!

Un abrazo